(Hace más de un año escribí este artículo que al final nunca se publicó. Hoy lo comparto aquí).
La
estadística silenciada
“El
suicidio es un fenómeno multifactorial que lo convierte en la segunda causa de
muerte en el mundo”
Según un informe de la OMS el suicidio representa un 50% de muertes violentas en hombres y un 71%
entre mujeres.
En ese informe además señalan los medios
más comunes utilizados a nivel mundial, entre las que cabe destacar la ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y
el uso de armas de fuego, pero también se recurre a muchos otros métodos, que
varían según el grupo de población.
Cada año, por cada suicidio cometido hay muchos más
intentos de suicidio. Un intento previo de suicidio es el factor de riesgo más
importante de suicidio en la población general. Entre los factores
de riesgo influye la estigmatización de quienes buscan ayuda
por comportamientos suicidas o por problemas de salud mental y de consumo de
sustancias psicoactivas.
Por suerte, en
los 50 últimos años muchos países han despenalizado el suicidio, y esto ha
facilitado mucho que quienes tengan comportamientos suicidas soliciten ayuda.
Además, este informe apunta que entre los riesgos vinculados a la comunidad y
las relaciones están las guerras y desastres, el estrés ocasionado por la
aculturación (como entre pueblos indígenas o personas desplazadas), la
discriminación, un sentido de aislamiento, el abuso, la violencia y las
relaciones conflictivas. Y entre los factores de riesgo a nivel individual cabe
mencionar intentos de suicidio previos, trastornos mentales, consumo nocivo de
alcohol, pérdidas financieras, dolores crónicos y antecedentes familiares de
suicidio.
Según la OMS además en cuanto a las políticas, solo 28 países tienen hoy
estrategias nacionales de prevención del suicidio. El Día Mundial para la Prevención del Suicidio, organizado por la
Asociación internacional para la prevención del suicidio, se observa a nivel
mundial el 10 de septiembre de cada
año.
En el 2012
se registraron en el mundo unas 804 000
muertes por suicidio, lo que
representa una tasa anual mundial de suicidio, ajustada según la edad, de 11,4
por 100 000 habitantes (15,0 entre hombres y 8,0 entre mujeres). Sin embargo,
como el suicidio es un asunto sensitivo, incluso ilegal en algunos países, muy
probablemente exista sub-notificación. El registro de un suicidio es un procedimiento
complicado que involucra a varias autoridades diferentes, inclusive a menudo a
la policía. En los países sin registro fiable de las muertes los suicidios,
simplemente, no se cuentan.
Según el Instituto Nacional de
Estadística de España, en 2012 un total de 3.539 personas murieron
como consecuencia de un suicidio, un 11,3% más que el año anterior (3.180). Un
dato más: el suicidio entre los jóvenes entre los 15 y los 29 años aumentó de
2011 a 2012 un 25%, de 244 a 305. La OMS apunta en su informe que esta franja
de edad tiene, en todo el mundo, el suicidio como segunda causa principal de
muerte, por detrás de los accidentes de tráfico.
Además, esta gráfica de los suicidios ha experimentado una
trayectoria curiosa durante la crisis económica: subió desde 2007 a 2009 y
descendió bastante desde ese año a 2010. A partir de entonces comenzó a
aumentar, paso a paso. Entre 2011 y 2012 el incremento llegó al 11%. Y, entre
2012 y 2013, fue del 9%. 2014 es el cuarto año en que se registra una subida. No es muy
elevado: hay un
1%más de muertes que durante el año anterior, 40 personas más.
El
psiquiatra Luis de Rivera, director del
Instituto de Psicoterapia de Investigación Psicosomática de Madrid, afirmaba en
un artículo publicado por EL MUNDO, que la crisis
definitivamente ha influido en aumento de los suicidios. "El propio Durkheim ya decía que en las
épocas históricas en las que habita el desconcierto y la crisis, aumenta el
suicidio. En España estamos ahora mismo en una situación muy parecida a la que
describe Durkheim: no es sólo el factor económico, sino también la ruptura de creencias y convicciones básicas. Se ha
roto, por ejemplo, la certeza de que, si teníamos una carrera universitaria,
íbamos a vivir muy bien", reflexiona. "Hay
un problema de desorganización social y y cultural y
las cosas han dejado de ser como creíamos que eran. El ser humano necesita
estar seguro de lo que hace, tener creencias claras... En España hemos tendido
a equiparar la seguridad psicológica con la seguridad económica y, en aras a
eso, hemos sacrificado muchas cosas, como las relaciones familiares o el
bienestar personal. Ahora nos encontramos con que esos sacrificios han sido inútiles", añade.
Según
ese artículo esta tesis es sustentada por un estudio realizado por la Generalitat de Cataluña en 2014
que dice que las hospitalizaciones por intento de suicidio han
crecido, al igual que han aumentado los problemas de salud mental, sobre todo
en las personas sin empleo, y se ha disparado el consumo de tabaco en los
hombres, especialmente entre aquellos que hace más de un año que están en paro.
Como apunte es importante tener en cuenta que el suicidio es un fenómeno
multifactorial, relacionar su aumento solo a las crisis económicas es un grave
error, ya que pueden intervenir diferentes rasgos, como por ejemplo culturales
y religiosos, por ello existen sociedades donde el suicidio es más aceptable, sin embargo, no se puede hacer una interpretación
meramente coyuntural ni sociológica, las asociaciones por otro lado, piden una
mayor concienciación.
EL CONFIDENCIAL publicó un artículo donde hablaban con Carles Alastuey,
coordinador de la Associació de Supervivents
Després del Suïcidi desde su experiencia explicaba que “El paro, los desahucios y el resto de consecuencias de la
crisis económica han tenido una evidente importancia y agravan situaciones,
pero no son las causas concretas que producen este tipo de muerte”,
por otro lado Javier Jiménez, psicólogo clínico y presidente de la Asociación de
Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS), explicaba en ese
mismo artículo “Circunstancias como perder
tu puesto de trabajo suelen ser la gota que colma el vaso para gente que ya
arrastra síntomas delicados” Y aseguraba que el gran problema a combatir es la falta de planes institucionales en torno a esta cuestión y la ausencia de ayudas por parte de
la Administración.
El psiquiatra y gerente del Hospital
Universitario de Fuenlabrada, Carlos Mur, apuntaba en esa misma noticia que las
mujeres establecen muchas más redes de apoyo que les dan una fortaleza psicológica mayor y permiten en muchos casos encauzar una situación
complicada, “a diferencia del género masculino, que no tiene ese comportamiento
social y no es capaz de desarrollar esa resistencia, acabando por usar un
mecanismo de contención y no expresar ni compartir preocupaciones, miedos o
situaciones de estrés” según el doctor este puede ser uno de los motivos por
los cuales el porcentaje de suicidios es mayor en el género masculino.
Varias asociaciones coinciden en que
es prioritario un sistema de prevención del suicidio y también otro trato a
nivel social, así como una mayor cantidad de ayudas en todos los ámbitos
posibles para los familiares que han vivido de primera mano un suceso así.
Son los familiares los
que al final tienen que aprender a seguir cada día viviendo con la ausencia de
un ser querido que ha atentado contra su propia vida. La doctora Carmen Tejedor
del Hospital de San Pablo explicó en una ocasión que los familiares son los
verdaderos olvidados en esta traumática experiencia: “Los familiares no tienen ayudas. Es un duelo complicadísimo con una
dificultad añadida que es la falta de solidaridad y empatía de la sociedad. A
menudo los familiares sienten vergüenza de decir “mi familiar se ha suicidado”
por miedo a un enjuiciamiento social sobre el fracaso que hay detrás de un
suicidio”.
La realidad es que no existen prácticamente unidades de
prevención del
suicidio ni tampoco programas de psicólogos y psiquiatras que se ocupen
específicamente de personas con estos síntomas o de las llamadas de familiares
que pierden a un ser querido tras un suicidio consumado y que inevitablemente
quedan marcados de por vida, a pesar de ser una cuestión de salud pública.
Por
este motivo desde este blog nos pusimos en contacto con un psicólogo para poder
contar con la opinión de un profesional de primera mano y entender la
importancia de mejorar varios aspectos importantes de la sociedad que pueden
ayudar directamente a la prevención del suicidio:
- Hola Vital, nos gustaría que te presentases y explicases quién eres,
cuál es tu trabajo... para que todos nuestros lectores puedan conocerte un
poco:
En primer lugar muchas gracias a (este sitio web) por esta entrevista. Mi nombre es
Vital y trabajo como psicólogo clínico en la asociación de autismo de Álava, en
Vitoria-Gasteiz. Estudié psicología en Salamanca, al terminar la carrera decidí
que quería ser psicólogo clínico y entonces me preparé el examen PIR. Al tercer
intento saqué plaza y elegí como lugar de residencia Bilbao, donde estuve
cuatro años trabajando y formándome en muy diversos servicios de la sanidad
pública y concertada. Estuve unos meses en paro hasta que me llamaron para una
sustitución en un centro de salud mental infanto-juvenil, y al terminar, me
surgió la oportunidad de la asociación de autismo de Vitoria, donde llevo año y
medio y donde acuden niños y adolescentes derivados de Osakidetza (el servicio
vasco de salud) a través de un concierto económico.
-Como bien sabes, aquí en España el sistema público de salud
no da la importancia que debería a los psicólogos ni a su papel prioritario en
la ayuda a personas con diversas dificultades, cuando en muchas ocasiones son
un apoyo fundamental para la prevención y el tratamiento emocional de personas
que se ven colapsadas por diversos motivos ¿crees que la desvaloración de
vuestro oficio a nivel sanitario interfiere en la creación de un buen plan de
prevención y apoyo ante el suicidio?:
Desde luego, la presencia de un mayor número de psicólogos clínicos en la
sanidad pública favorecería la creación de planes de prevención y apoyo en
casos de suicidio. Por supuesto, el suicidio es un fenómeno que debe abordarse
multidisciplinarmente y es una cuestión que también atañe a médicos de familia,
enfermeros, psiquiatras etc ... pero sobre todo a la sociedad en su conjunto.
Coincido en que hay cierta desvalorización de la psicología por parte de la
sanidad, por diversas cuestiones, lo que hace que el suicidio no se tenga lo
suficiente en cuenta y por tanto aumentando las probabilidades de que éste se
produzca
-Sabemos
que el suicidio es un fenómeno multifactorial, pero cuando la gota que colma el
vaso para que una persona de este paso es el desempleo, como en este mismo
artículo se explica que puede ocurrir ¿debería ser previsor el propio país de
que algunos sucesos sociales y económicos pueden aumentar los casos de
suicidio? Y de ser así ¿cómo crees que deberían ser los programas de prevención
y concienciación en una sociedad donde por desgracia existe una notable
desmejora en su calidad de vida?:
Respecto a la primera pregunta, supongo que está en la cabeza de todos que
el quedarse sin casa y/o sin trabajo puede ser un factor fundamental para que
una persona decida quitarse la vida. Más que una cuestión de previsión creo que
es una cuestión ética. Lo que está claro es que probablemente se produciría una
disminución del número de suicidios si por ejemplo no se permitiesen los
desahucios o disminuyese el número de personas que no llegan a final de mes,
¿por qué no se hace? Creo que, como ocurre con los accidentes de tráfico, no
solo es importante el trabajo con los conductores (concienciación, prevención,
leyes...) sino también con otros factores como el estado de los coches y de las
carreteras o el mejorar el transporte público, por ejemplo. Así, siguiendo este
ejemplo, además de dar una asistencia adecuada desde la sanidad es fundamental
también el trabajo con lo social y lo político: unas condiciones de vida dignas
van a ser el mejor programa de prevención del suicidio, a lo cual habrá que
sumarle unos buenos servicios sanitarios y sociales. Una asistencia médica y
psicológica adecuada, con consultas frecuentes y no cada 2 meses, por ejemplo,
facilitaría el vínculo terapeútico y una adecuada atención a cuestiones íntimas
de la persona, como pueden ser el riesgo suicida o los deseos de muerte. Por
otra parte, también añadir que es importante que los programas de prevención
vayan dirigidos a la concienciación de los profesionales y a facilitar métodos
y formación teórica y práctica para detectar y tratar a las personas con riesgo.
-Un proyecto de apoyo, información o concienciación a través
de los colegios desde las edades más jóvenes ¿podría ser de gran ayuda para
evitar acontecimientos futuros? Es decir, el suicidio es un suceso impulsivo
pero que en muchas ocasiones tiene señales previas, si enseñásemos a la
sociedad, desde los más pequeños, esas señales previas ¿podríamos avanzar algo,
no solamente en la liberación del tabú del suicidio, si no, también en la
prevención?:
Es una pregunta complicada. Creo que el trabajo
con los niños debe ir dirigido a que la experiencia escolar de los mismos,
donde pasan muchas horas, se les haga placentera y positiva, teniendo a cada
alumno como único y evaluándolos en función de si mismos y su propia evolución,
y no tanto como una exigencia o competición individualista entre ellos. Además,
el fomentar los vínculos interpersonales a través de los trabajos o actividades
grupales. Creo que esto es algo que puede influir a evitar en cierta medida el
suicidio en la edad adulta. Por otra parte, también sería adecuado que el
sistema educativo contase con el apoyo de lo sanitario para las familias con
personas en riesgo a traves de diversos medios como facilidad para la
comunicación y la derivación, la formación o el trabajo en el propio centro
como un profesional más.
-Hay que centrar también parte de la atención en aquellos
que se quedan, los verdaderos supervivientes de un suceso así, en este mismo
artículo se explica de manera breve que el asumir que una persona ha muerto de
manera que ha atentado hacia su propia vida, es algo bastante traumático, ahí
los psicólogos y su importancia social tienen un papel primordial para poder
colaborar con la mejoría y la ayuda hacia estas personas ¿qué crees que
necesitáis para poder llevar a cabo mejor vuestro trabajo? Puesto que se ha
demostrado que el apoyo psicológico en estados de duelo es constructivo y
positivo para, en la medida de lo posible, ayudar a esas personas con su
equilibrio emocional.
Como ya he dicho, creo que lo más importante es una inversión mayor en los
servicios sanitarios y sociales. A más recursos, más tiempo para trabajar con
las personas cercanas al fallecido. Por otra parte, también veo importante la
formación teórica, desde diversas perspectivas, y clínica, a lo largo de toda
la vida, con lo cual las instituciones deben fomentar y facilitar la
participación de los profesionales en actividades docentes.
Por otra parte, creo que también es importante no psicopatologizar los
procesos de duelo. Éste, es un fenómeno natural y necesario para que el sujeto
pueda elaborar psicológicamente la pérdida, y además que requiere un tiempo
mayor del que marca el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales) para considerar un duelo como patológico: ¡dos meses!.
-Existe un importante número de suicidios entre
adolescentes, en ocasiones se achaca al estrés escolar, abuso en el colegio…
¿cuáles crees que pueden ser buenas herramientas para que el sistema educativo
se involucre también en la concienciación y prevención? ¿qué sugerencias les
darías a todos esos profesores y maestros que pueden tener un alumno con
señales potenciales de suicidio?
Creo que la mejor prevención es una adecuada coordinación con la sanidad.
Que los profesores tengan el apoyo de clínicos y se trabaje coordinadamente.
Creo que cualquier maestro que sospeche de algún alumno debe, si tiene la
confianza, intentar hablar con el alumno. Que otra persona hable con él o
hablar con los amigos o compañeros también será de ayuda. Además, deberá
también manifestar sus sospechas a la familia y poder derivar al niño o niña a
un psicólogo o psiquiatra para que se haga cargo del caso y haga un
diagnóstico, si el caso se confirma como de riesgo.
Por otra parte, las medidas destinadas a mejorar el sistema educativo, en
el sentido de que vayan orientadas a hacer que éste sea algo más agradable y
motivante para el adolescente, además de un seguimiento más individualizado de
ellos van a servir como medidas indirectas de prevención.
-Ya para acabar, imagina que los políticos que están al cargo de
nuestro país son lectores asiduos de este sitio web y pudiesen leer todas las
peticiones que pidas, en referente a este tema y la importancia del papel del
psicólogo a nivel sanitario ¿qué les diría?
Pues les diría que tienen mucho que hacer.
En primer lugar, trabajar por paliar el efecto de la crisis en la población con
menos recursos. Después, en cuanto a asistencia sanitaria, decirles que el
número de psicólogos clínicos en la sanidad pública debe aumentar en una gran
proporción, lo cual permitiría algo fundamental, el aumento en la frecuencia
temporal de las consultas y la posibilidad del trabajo con la intimidad de las
personas a través de la palabra, lo que haría disminuir el número de suicidios y
sus costosas repercusiones, como la afectación de los familiares los cuales a
su vez también tienen que ser atendidos. Por último, creo que también es
importante el “humanizar” en cierta medida la asistencia sanitaria. Que lo
científico no elimine lo humano es fundamental, y por lo tanto, que éstos vaya
también en los planes de estudios de los profesionales.