En cuanto dices algo, referente a ti, que se sale de lo común o lo habitual hay muchas personas que te colocan en una posición de lograr cambiar tu opinión, de influenciarte, de conseguirte a nivel sexual, de dominarte, de introducirse en tu vida o en ti (seguramente solo momentáneamente) y dárselas con que llevan razón. Tu cuerpo y parte de tu esencia pasa a ser un trofeo que se debe conseguir sí o sí.
Convencidos por sus propios impulsos intentan ponerte a prueba, de manera casi constante (como si no tuviese suficiente con las pruebas de la vida) para tantear el terreno y ver cómo de convencida estás de tus propias decisiones, desvaloran tus opiniones con subjetivos puntos de vista y se jactan, consciente o inconscientemente, desde un ángulo donde se les ve el plumero de lejos.
¡¿PERO QUÉ PASA?! Yo tomo decisiones, no para que los demás me vean como un trofeo, las tomo para mi misma. No soy la recompensa de SU EGO que de manera constante les ha convencido para que obtengan lo que les apetece de mi. No entiendo... ¿es tan difícil comprender que no me interesa conocer a nadie a nivel sexual ni sentimental? ¿tan difícil es respetar que no quiero sexo? Que no me apetece. Tengo que estar defendiendo mi decisión ante el prejuicio de unos pocos que se creen con derecho a decirme cómo, cuándo, dónde... y con quien. Por si eso fuese poco, sus indirectas, que se veían venir de lejos porque tienen un perfil predecible, lo único que hacen es intentar atacarme.
Intentan de manera sibilina colármela (literal y metaforicamente) y se encuentran con un enorme muro, una distancia, una decisión con conciencia. Sus "quiero conocerte" encierran una realidad, normalmente sexual, que al poco se va descubriendo... porque aquí en la vida las intenciones no se pueden disimular por mucho tiempo.
No quiero que suene ególatra ni victimista, pero lo cierto es que parece que hay cierto radar. Algunas personas buscan casi de manera constante parejas sexuales y a mi eso me agota, por eso decidí alejarme voluntariamente. Esta búsqueda constante me repercute cuando coinciden conmigo y les digo, viendo sus primeros pasos y su impulso, que yo no voy por ahí, que no me interesa y que gracias pero ya nos veremos. Entonces todo se tuerce, nace cierta tensión la cual se han decidido a relajar intentando por todos los medios hacer que sea infiel a mi misma, a mis decisiones, a mi razón, a mi conciencia, a mi tranquilidad... Que no hombre, que no te enteras, te crees especial e irás con tu orgullo caminando como un pavo si logras lo que con tanto esmero (o no tanto) te estás esforzando por "conseguir", pero es que a mí no se me consigue. Repito de nuevo: A MI NO SE ME CONSIGUE.
Me siento cosificada, desvalorada y enjuiciada. Entre comentarios como "vas de monja" se esconde la realidad de "me cago en la leche... vaya mierda querría follar contigo" y aquí está la verdad, una verdad acojonante del mundo: NOS CUESTA RESPETAR A LOS DEMÁS. Si alguien no cumple con nuestras expectativas o con lo que pensamos que debe ser, vamos a ir hacia esa persona a atacarle disimuladamente entre "bromas" y con comentarios, que más que apoyar y respetar la decisión individual que ha tomado, intentando generar una herida.
No soy un premio, ni un triunfo, ni una ganancia. Me apetecería decirles que esto no es un concurso donde deban mostrarse como el pavo más bonito del jardín. En primer lugar es amor propio, el de ellos no debería verse ninguneado ni dañado por decisiones que tomo sobre mi persona. A priori no tengo ningún juicio sobre este tipo de personas, excepto cuando ya empiezan con un taladro constante de pruebas para intentar llevarme a un límite al que no tengo ni ganas de aproximarme.
Estoy decidiendo sobre mi cuerpo físico y energético, no creo que sea tan difícil de comprender y si te resulta tan difícil de comprender simplemente vete. El machaqueo continuado solo me agota y genera precisamente, y aún con más intensidad, todo lo contrario a lo que les gustaría. No soy capaz de entender cómo no lo ven.
Me resulta molesto y pesado, me siento perseguida cuando ocurre este tipo de situación. Hasta que finalmente saco todo mi carácter y digo la verdad: "ME AGOBIAS, me enfadas, no me respetas, te crees que soy como una niña tonta sin ningún tipo de lealtad hacia mi misma pero te estás equivocando... que me dejes." Y... ¿qué pasa aquí? Surge en ellos un fuego indomable donde se sienten heridos, a pesar de las constantes negativas que han recibido hasta llevarme a la frontera de mi tolerancia y aguante.
Siempre he tenido mucho cuidado y discernimiento a la hora de elegir mis parejas sexuales. Es una elección íntima y personal que nunca me he tomado a la ligera y en 3 ocasiones, solo en 3 verdaderas ocasiones me he enamorado de esas parejas. Porque precisamente me conozco, sé como soy, no elijo a cualquiera, cumplen todos ciertas cosas en común y entre ellas es que, a pesar de sus resistencias y de sus trabajos personales a medias, son buenas personas. Es así.
Sin embargo a día de hoy no me apetece nada con nadie, ni aunque sea buena persona. Estoy por y para mi y no creo que eso deba ser una ofensa. Ofendida es como yo me siento cuando determinados personajes se proponen tirar abajo en lo que me apoyo actualmente.
Me encantaría decirles a cada uno de ellos: "Aquí no hay un elegido mágico, no
eres el mesías de mi vagina y tampoco de mis orgasmos (en compañía que es lo
que deseas). Tampoco eres un rey y yo no soy la conquista de nadie,
precisamente las personas con las que me he acostado (y sobre todo he ido
mejorando con el tiempo) no me han tratado como un objeto del que presumir, se
han quedado admirando mi profundidad, funcionase o no funcionase y eso es una
parte primordial del respeto. Un respeto que siento ausente cuando tu polla
habla por tu boca, metiendo indirectas en cosas que tú llamas “humor”. Cuando
te ríes y me dices "jeje quería ponerte a prueba..." ¿a prueba de
qué? Y ahí te conviertes en el más payaso que he visto. Sin más. Que te vaya
bonito, que es lo que te hace falta para que cambies bastante tu forma de
tratar a los demás en relación a sus sagradas e incorrompibles
decisiones."
Necesitamos un curso urgente de respeto hacia el prójimo. Un curso obligatorio, donde tengamos que sacarnos el título sí o sí y así dejemos en paz a cada uno con su vida. Porque en serio... como nos cuesta comprender que los demás no quieran cumplir con nuestros deseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario