Y me enamoré de alguien que no debía...
La vida sabía y me advirtió con tiempo...
Incluso con su advertencia decidí elegir...
Inocente me dejé engatusar por su viento...
Y me enamoré de alguien que no debía...
Y lo que recuerdo es lo mucho que dolía...
Y me enamoré, de alguien...
Y me enamoré hasta sentirme vacía...
Por eso aprendí amar en silencio...
Y amar el silencio...
Aprendí amar el momento...
Y amar al momento...
Aprendí el valor del instante...
Del regalo sorpresa, de la vida entera...
Por eso aprendí quién soy yo...
Descubriendo quién fui...
Construyendo quién seré...
Y escuché un corazón roto, como un maestro...
Y escuché mi juventud como un tesoro...
Percibí el tiempo como algo infinito...
Por aquellas, yo era inexperta...
En esto de coser la brecha...
En aquello de cicatrizar le herida...
En eso de soltar la pesa...
Y arrastré durante un tiempo...
Un largo tiempo...
Una sensación baldía...
Un desconsuelo tonto...
Un dolor profundo...
Rabia y odio.
Por aquellas me enfadé...
Sin comprender la importancia...
La enseñanza completa...
Del amor real sin cadenas.
Y es que el amor sano no duele...
El amor sano no amarra, no ahoga...
El amor sano no incomoda...
No está de más, ni está de menos...
El amor sano no se cuenta con mucho...
El amor sano no se cuenta con poco...
El amor sano es, incluso sin ser nombrado.
El amor sano es amar...
Por encima de tu ego y de tu engaño...
Por encima de tu necesidad...
Por encima de tu avaricia...
El amor sano es desear...
Lo mejor al ser amado...
Y si eso mejor es saber que tú no debes estar...
Entonces el amor sano es aceptar...
Por aquellas me enamoré de alguien que no debía...
Aprendiendo así lo más grande de mi vida...
Y enamorándome, desde entonces, de mi misma.
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