TéCanela- La rumba del tartamudo.
(Una rumbita rica en acústico sano para acompañar el texto)
Me enamoré de ti cuando ya no estabas conmigo.
Estás tan guapa. Se te ve feliz. Eres tan bonita, sigues siéndolo. Y tan buena, eso no cambiará. Y tan grande es tu ausencia, que no me he dado cuenta hasta que ya no estabas.
Tus cariños porque sí, esa generosidad que siempre estás desbordando, tu sensibilidad, tu rebeldía innata, tu coraje, tu percepción de justicia... Cuando ríes o cuando estás seria. Cuando hablas del mundo desde esa mística visión que te hace tan única. Eres tan bonita y no he podido verlo, no podía verlo estando de la mano contigo. No sé, no pude y ahora me duele.
Me enamoré de ti en tu ausencia. Cuando te dije adiós y cuando me respondiste con otro adiós. En ese momento empezó todo. Me di cuenta que sentía un hueco en mi vida y crecía una esperanza de volver a sentirte, esa esperanza que nunca me ha permitido soltar tu recuerdo. Y es que ahora ya sé quién eres... Te he estado viendo y te veo. Por eso me enamoré de ti sin "tenerte", en vez de habiéndote tenido. Que no te tengo, ni tú me tienes, ni te he tenido, ni te tendré... Pero, ya sabes, no he encontrado en el camino nadie con más desinterés, con humildad, con sinceridad y con tu lealtad. Es tu ausencia la que me ha hecho darme cuenta, cuando sin querer el tiempo me ha mostrado que el hueco que me has dejado era más grande de lo que me habría gustado. Nadie ocupa como tú y por eso siempre sobra espacio. No encajan los abrazos, no encajan cuando duermen conmigo... No encajan como lo hacías tú conmigo.
Me enamoré de ti sin querer. Sin pensarlo. Y me di cuenta que me había enamorado cuando me dijiste que te habían hecho daño y pensé "no se merece eso...". Aquella pista ha sido fundamental para reconocer que me había enamorado. ya me había enamorado. Me enamoré al verte desenvuelta en esa soledad que a los que atrapa los mata, menos a ti, a ti no te mata nada, ni nadie. Me enamoré de tu resistencia, de tu increíble fuerza.
Me he enamorado al verte recomponiéndote de mi propia ausencia, estando como un testigo en silencio a la distancia, viendo como te reconstruías una y otra vez. Me he enamorado al verte tomando decisiones y arreglando sola todos tus problemas, conforme más problemas arreglabas más fuerte te hacías y más atractiva me has ido pareciendo.
Me di cuenta, de nuevo, al volverte a ver. Mantenías la distancia y se me quedaron tantas cosas por decirte. Y me di cuenta que, después de haberte visto, me sentía especialmente bien simplemente por haber vuelto a compartir un segundo de tu tiempo conmigo.
Y ahora lo que tengo es miedo, porque me duele reconocerlo... Me di cuenta que me había enamorado cuando ya no estabas a mi lado... ¿Sirven de algo las emociones de arrepentimiento? Me habría gustado verlo antes, verte antes, vernos antes... Se me ha hecho ya tarde para esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario