Puede resultar muy injusto aceptar y admitir que somos, constantemente, herramientas para los sucesos y los acontecimientos que nos rodean y donde estamos implicados. Seamos personajes principales o secundarios, todos nosotros somos pequeñas piezas en un enorme y complejo plan.
Sin nosotros nada ocurriría, nada bueno y tampoco malo. Somos parte de ese singular efecto mariposa: soplamos y de repente un árbol cae en medio de un bosque asiático, pensamos y de repente una pareja se convierte en padres en la otra punta del planeta, andamos y sin darnos cuenta en ese instante muere alguien en una pequeña cabaña caribeña... Pero incluso dentro de todos esos acontecimientos, de los que muchas veces no somos conscientes, sin lugar a dudas somos herramientas fundamentales y esenciales para todos los momentos y acontecimientos que sí nos implican, de los que sí nos enteramos, los que vemos, en los que participamos, los que pensamos, donde nuestra presencia (física, emocional o psicológica) está involucrada, está enredada.
Somos herramientas para sucesos porque la vida es un acontecimiento divino rebosante de todo tipo de experiencias y nosotros somos realmente necesarios para que todo se de, para que todo ocurra, para que todo siga... Incluso para que la muerte llegue y con su participación y entropía siga haciendo fluyendo el ritmo natural de la vida, de la existencia en si misma.
Y dan igual todos esos pesos con los que cargamos nuestro corazón, nuestra espalda, nuestra cabeza y nuestra alma. Sólo nos queda asumir, aceptar, integrar y seguir avanzando, en la medida de lo posible, lo más impecables que podamos.
Y te darás cuenta que lo más impecable que puedes hacer en tu vida es admitir que no eres perfectx, nunca lo serás, sin embargo tu presencia, tu existencia, tú... Es perfecto para todo el plan en el que estás enfrascado o enfrascada, aunque sea sin comerlo ni beberlo.
Nos podemos responsabilizar de todo lo que creamos, por supuesto. De cada acto, de cada "mierda, menuda cagada..." y después, con una perspectiva más alejada, comprender que incluso tu cagada era fundamental para obtener una observación más constructiva, real, sobre la vida, sobre lo que ocurre, sobre lo que te pasa, sobre quién eres... También estar dispuestos a admirar todolo que te llega a cambio, lo que significa crecer. Quizás esto es lo único que importa de éste juego, en este trance de consciencia, inconsciencia, sobriedad y colocones donde subimos, vamos y venimos.
Yo también soy esa herramienta fundamental, sobretodo para mi propio desarrollo y crecimiento como persona. Y dentro del desarrollo, si uno está realmente comprometido, se dará cuenta de que lo más importante que vas a integrar y con lo que más duro vas a trabajar, incluso hasta el último de nuestros días, es con la humildad.
A lo mejor somos herramientas para el suceso que nos lleva a toparnos, cara a cara, con la realidad de que se es humilde o no se es nada. Y quizás en la humildad se halla el mayor potencial de la humanidad.
Disfruta cuando puedas, integra cuando te sientas preparado y sigue sobreviviendo. Lo más importante se va descubriendo con el tiempo.
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