Como mujeres nuestra lucha no es individual, es en conjunto. Y nuestros logros no son sólo para nosotras, para nuestros estantes o para nuestros egos individuales... Son las bombas del cambio, de la transformación, de la ayuda. Son esas explosiones que derriban los obstáculos que impiden a otras lograr sus propias metas y objetivos y triunfar dentro de su propia existencia.
Como mujeres nuestro logro no es únicamente para nosotras de manera individual, es para nosotras de manera colectiva. Siendo mujer cada cosa conseguida no es solo para ti, es para todas. Porque cada meta alcanzada no es solo una medalla hacia tu persona, es un orgullo como tribu femenina que somos.
Cada vez que una mujer supera un miedo, se convierte en un ejemplo para otra mujer y traza un nuevo camino, abierto de par en par, para sus compañeras. Cada vez que una mujer supera un duelo es una maestra para otras mujeres y será la maestra encargada de acompañarlas en esa misma circunstancia. Cada vez que una mujer toma una decisión importante en su vida, como por ejemplo deshacerse de un hábito, tomar determinadas obligaciones por los cuernos o marcar un antes y un después, se muestra también como otro ejemplo más a seguir.
Cada vez que haces algo por tu superación individual, lo estás haciendo también para todas.
Cada vez que ocupas un alto cargo, cada vez que terminas los estudios, cada vez que transmites valores importantes a tu entorno, cada vez que enseñas y educas... No sólo lo haces para ti, lo haces para todas. Cada vez que progresas, te superas y te pones aún más objetivos que alcanzar, y los alcanzas con creces, es un regalo que también nos compartes a todas.
Cada vez que transmutas un dolor, cada vez que tomas una decisión desde tu propio amor y valoración personal, cada vez que te lanzas a la piscina, cuando decidiste ser tu propia jefa, cuando terminaste aquel máster, cuando aprendiste aquella nueva disciplina, cuando hiciste aquel viaje (sola o en compañía), cuando te atreviste a hablar un idioma nuevo, cuando te defendiste de una injusticia, cuando hiciste valer tu presencia... Es algo que no sólo haces para ti, te juro que es un resonancia para con todas las mujeres del mundo.
Cada vez que aprendes, cada vez que te abres a escuchar la sabiduría ancestral de los ancianos, cada vez que introduces más cultura en tu ser, cada vez que das un paso más hacia tu crecimiento, cada vez que haces bien tu trabajo, cada vez que demuestras tus dotes como líder y compañera, cada vez que te decides a cambiar algo en tu entorno para que sea un entorno más enriquecedor... Esas veces no eran sólo para ti, es para todas.
Cada miedo superado, cada paso dado, cada superación, cada año de orgullo, cada mejora, cada "no me rindo", cada escalón, cada avance, cada crecimiento, cada desarrollo, cada proceso del que has sacado algo constructivo, cada nueva "tú"... Cada vez que has re-hecho tu vida como has necesitado porque la vida que vivías no era suficiente para tu corazón y tu humanidad, cada uno de estos momentos no son sólo para ti, no son sólo para tu autoestima, no son solo para tu valor personal, no son sólo para tu poder como mujer, es para todas. Para todas, de verdad.
Cada vez que has argumentado a favor de construir una sociedad más humana, cada vez que has empatizado, cada vez que incluso doliéndote horrores has tomado una decisión porque era la mejor decisión que podías tomar... Ahí, los logros conseguidos después, los frutos recolectados tras la tempestad no eran sólo para ti, son para compartir. Quizás no los compartas físicamente, quizás no seas consciente de ello, pero tu forma de hacer las cosas como mujer es también un reflejo, una motivación, un ejemplo, una idea y un orgullo para otras mujeres.
Cada vez que dices "aquí mando yo" y no permites que nadie te pisotee, cada vez que has optado por un puesto de trabajo mejor, cuando te tomaste ese año sabático para encontrarte a ti misma y viajar por el mundo, cuando decidiste irte a un país del que no sabías ni su idioma para crecer como persona... Ahí también has participado para ayudarnos a todas.
Cuando has ayudado a otros, cuando te has levantado y has cedido tu asiento a quienes más lo necesitaba, cuando has demostrado valores, cuando has sido tú misma de forma libre y sin prejuicios, cuando has logrado amar tu cuerpo y mostrarte en traje de baño sin miedo al que dirán, cuando superaste ese ataque continuo que hacías contra tu persona, cuando dejaste verte fea, gorda, insuficiente, desastrosa, incorrecta... Eso también ha sido un gran logro y una gran satisfacción compartida.
Cuando has dejado de machacarte exigiéndote, cuando también has dejado de intentar contentar a los demás poniendo en jaque tu bienestar, cuando has dejado de verte como alguien vieja, descuidada y carente de belleza y vitalidad, cuando has superado esa baja autoestima que te destruía y te hacia añicos... Ahí también, es algo para con todas, de verdad. Porque el simple hecho de que tú te veas guapa, de que tú te quieras, de que tú te admires, de que tú seas capaz de ver todo lo que has hecho y haces a diario... Es el reflejo que muchas otras necesitan para salir de sus cascarones donde se hacen la misma cantidad de daño que te hacías tú.
Cada vez que has valorado tu individualidad como ser humano, cada vez que te has abierto a mostrarte tal y como eres, cada vez que a pesar de la vergüenza has dado el paso de hacer algo que realmente te apetecía... Ahí también has transmitido algo a toda ésta familia femenina que es tan importante para el planeta y el cosmos.
Gracias por compartir toda esa riqueza y seguir creándola cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario