Todos tenemos nuestro papel principal en nuestra propia vida, pero a la vez llevamos a cabo un papel fundamental en otras vidas. No somos conscientes, del todo, de lo que eso significa.
Esto es algo que aprendí cuando murió mi abuelo. Tras su ausencia pude observar como él era un apoyo, un hilo de unión, un abrazo... Para mantener una estabilidad familiar y tras su muerte, al no reorganizarse ésta habilidad en otros, al no dividirse esta responsabilidad entre otros... Mi familia se desmigó. No creo en las casualidades.
Nosotros somos también fundamentales, de manera más o menos constante, más o menos larga, más o menos presente... En la vida de todos aquellos y aquellas que nos han conocido, nos conocen o incluso en aquellos que nos conocerán. Llevar éste papel con la mejor de nuestras intenciones, incluso aunque no sepamos que es lo que hacemos, aportamos, desarrollamos, enseñamos, transmitimos o compartimos con otros. Incluso aunque no sepamos definir si sostenemos, creamos, unimos o somos un pilar de apoyo fundamental.
Hace no mucho le dije a un amigo mío, con la mejor de mis intenciones, que como humanos la vamos a cagar casi de constante. De hecho en las cagadas aprendemos mucho más sobre nosotros mismos, porque quizás cometer determinados errores, tomar determinadas decisiones o dejarse gobernar por determinadas sombras es una manera de soltar lo que es socialmente correcto y también una manera de liberar una parte salvaje, fundamental, para hallar la sabiduría. Pero también le dije que a pesar de que la caguemos muchas veces, cuando ya le ponemos consciencia, interés y atención al tema, a nuestra vida y nuestra intervención en vidas ajenas, se trata de hacer el menor daño posible "tenemos la responsabilidad de intentar, en la medida de lo posible, hacer el menor daño y provocar el menor sufrimiento que podamos a los demás". Éste es también un papel fundamental, de manera individual y también como humanidad y sociedad, porque es una filosofía que nos cambia por completo.
Porque es una práctica válida para nuestro contacto como humanos con humanos, como también para nuestro contacto y convivencia con el resto del planeta, por encima de su forma y de su especie.
Comprender esa gran responsabilidad y también abrazar la realidad de que todos vienen a tu vida por algo y desarrollan un papel primordial para que tú puedas crecer y desenvolverte en toda la amplitud de tu ser. Hay personas que han venido o están en nuestra vida para que nosotros sonríamos un pelín más, a mi personalmente se me da muy mal sonreír (es como si desde pequeña me hubiesen arrebatado la alegría) entonces agradezco mucho cuando alguien se emperra en hacerme sacar una mueca de mi cara, hay otras personas que han venido o están en nuestra vida para hacernos comprender grandes cosas de nosotros (todos aquellos que nos admiren con total humildad y plenitud), hay personas que vienen a apoyarnos en aquello donde nosotros no sabemos desenvolvernos con soltura (todos aquellos que no dudan un segundo en servir de ejemplo y de pilar en momentos difíciles), hay personas que vienen a enseñarnos otras formas de ver la vida y de disfrutarla, otros vienen a ser maestros, otros vienen a darnos herramientas que más adelante podremos utilizar con otras personas que también lo necesiten, otros vienen a amarnos, otros a querernos, otros a que veamos lo peor de nosotros... Un papel único para cada única persona con la que nos encontramos. Pero sin duda, sea lo que sea, al final todos tienen un nexo común: todos vienen a entregarnos, enseñarnos, mostrarnos... Algo nuevo de nosotros, todos nos influyen de manera más o menos directa para que sigamos evolucionando.
Donde tampoco hay duda es que todos vienen a superar las expectativas que teníamos en mente. Porque si bien desde el principio ninguno cumple con nuestra imagen pre-establecida, incluso en su vibración más "baja" superarán con creces lo que nosotros pensamos ¿cómo? Porque al final si dejas que desarrollen su papel, su roll, tú llegarás a rincones que no sabías ni que existían. Y eso tiene más peso que cualquier otra cosa. Y cada experiencia, con cada persona, tiene también un valor incalculable.
Ya sea una corta conversación en un viaje en tren, hasta una larga y constante amistad, una prometedora relación amorosa o una relación padre-hijo. Todas las relaciones e interacciones son experiencias poderosas y fundamentales. En ese fundamento se sitúa también una parte de nosotros, de nuestros propios maestros internos que hilan inesperados planes para que todo se vaya dando al ritmo que la vida cree más conveniente para nosotros.
Cada persona es un regalo del universo, incluso cuando ya no están ahí. Incluso cuando su papel ha sido de villano. Aceptar la complejidad de las relaciones personales humanas y del roll, de las personalidades, de los reflejos, de los choques, de las armonías y de las desarmonías... Esa es la verdadera belleza de la vida, aunque a veces (y según la enseñanza) pueda darnos cierta pereza y cansancio.
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