¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

miércoles, 11 de abril de 2018

De la codependencia también se sale:


Ayer leí un artículo muy interesante escrito por Proyecto Hombre Marbella que hablaba de la codependencia como un hábito/conducta aditiva poco conocida. Establecían pautas para reconocerlo si queréis leerlo os vinculo el link aquí.

En ese texto no te dicen que muchas personas se comportan en ocasiones (o casi de constante) de forma codependiente y que incluso tú has podido ser así sin darte cuenta. Aquí vengo a compartiros mi historia de relación tóxica donde tomé un roll codependiente que estropeó una gran cantidad de mi tiempo y que hizo daño a la otra persona.

Hace unos años estuve con un chico un total de dos años y medio, en ese tiempo la relación casi desde el principio estaba destinada a un fracaso inminente e inevitable. Ciega de mi decidí involucrarme hasta cierto nivel obsesivo (¿son las conductas de otros las que nos hacen tener una actitud obsesiva o es nuestra actitud obsesiva la que alimenta las conductas de otros?) Sea como fuere estaba en pareja con una persona que no comprendía mi mismo concepto de pareja, lo cual hacía que la cosa fuese muy inestable. Mientras yo consideraba que era importante defender lo que teníamos, él tenía una actitud mucho más desapegada y desinteresada. Mientras yo estaba fielmente decidida a guardarle respeto y no engañarle con nadie, él por su lado se hacía cuentas en redes sociales y tenía conversaciones con tono subido con otras muchachas. Mientras yo me volcaba en él, él desaparecía y se alejaba. 

Mientras yo quería compartir con él momentos importantes, él celebraba su cumpleaños sin mi compañía aún viviendo juntos. No quiero pintarlo de malo, no lo es y no lo fue, teníamos necesidades y perspectivas diferentes, diferencias irreconciliables y conductas que no podían cuadrar. No hay nada de malo, se aprende muchísimo de las relaciones que nos llevan a nuestros agujeros más profundos. 

Sí que es cierto que como se dice en el link que os he vinculado, busqué una persona que no me aportaba lo que realmente yo quería, muy despegada, poco involucrada, sin un interés sano y también es cierto que decidir elegir esa clase de compañero me afectó mucho y hacía que mi ansiedad y mi necesidad insana se acrecentase. De esta manera emerge un apego que se convierte en soga, en obsesión, en algo que me hacía establecerle a él con el centro de todo mi universo. Aunque es cierto que no renuncié a lo más quiero en este mundo, si que renuncié a muchas otras cosas y permití muchas conductas que afectaron terriblemente a mi autoestima, la cual por aquellas no era ni la sombra de la que es ahora. 

Finalmente uno de esos días, después de muchos desacuerdos, de un trato insano, de diferencias incluso con su familia y de él diferencias con la mía, de broncas, de una convivencia cochina donde me sentía un poco la esclava de todo... Terminamos rompiendo la relación. Aunque tengo que decir que mi primera reacción fue suplicar como si mi vida fuese en ello para volver otra vez al mismo carril de desgaste que llevábamos viviendo juntos dos años y medio. 

Ahí no había amor ni desde el primer instante; había una atracción, había un sexo decente (después en mis años de soltera me di cuenta que tampoco es el mejor sexo que he tenido, sin ánimo de ofender), había una atracción física y también cierto juego de poder, algo que añade mucho morbo a cualquier situación. 

Un juego de poder de dos mundos completamente incompatibles: por un lado él, funcionario (militar) con rutinas de funcionario, vida de fiesta vacía, poca inquietud artística y cultural, autoconvencido de su propio fracaso, patriótico hasta la médula, de miras estrechas, poco desarrollo personal y poca necesidad de investigar en la profundidad de ser... Sin embargo tenía unos ojos verdes preciosos, era muy alto y tenía unos músculos divinos. Por otro lado yo; la chica que se iba por la noche a una ayahuasca, que se tiraba horas escribiendo, que había terminado una novela, que iba de curro de caca a curro de caca y tiro porque me toca, que tenía necesidad por recuperar mis hábitos de viaje, que la mayoría de mis amigos se mueven en un ambiente de desarrollo y conciencia muy interesante, que amo la naturaleza, que mis fiestas no se resumen en tomar alcohol hasta terminar potando en las vías de una estación de Renfe... ¿Veis? Demasiadas diferencias y sobretodo la más notoria: yo soy intensa y él livianito como una pluma de ganso. 

Sin darte cuenta cuando estás con el chip insano de la codependencia te buscas personas incompatibles que te lleven a un camino de sufrimiento, y te arremolinas a su alrededor, te enganchas con fiereza y eres poco sincero contigo. 

Cuando la relación acabó me tiré varios años soltera, donde me he enchochado en alguna ocasión y he tenido varias parejas sexuales muy interesantes. De algunas de ellas he sacado muy buenos amigos, gente con la que puedo contar en cualquier circunstancia. Porque al final la soltería te hace aprender de ti como individuo y qué es lo que quieres y qué no, pero sobretodo te hace ser sincero contigo mismo.

No puedo decir que las relaciones que han salido mal, las rupturas, los momentos de sufrimiento... Han sido solo culpa de la otra persona, hay también una responsabilidad mía que necesito reconocer. A si que al reconocerla puedo hacer de mi una persona mejor porque, como siempre digo, reconocer algo te ayuda a cambiarlo y cambiar una conducta/patrón te lleva a mejorar como persona y mejorar como persona es ser alguien diferente y ser alguien diferente es vivir cosas diferentes. Cuanto más sincero seas con tus conductas, tus obsesiones, tus neurosis, tus rabias, tus enfados, tus rabietas, tus berrinches, tus anhelos, tus apegos... Más fácil es que poco a poco vayas siendo una versión más consciente de tu persona y por lo tanto más sana contigo y con los demás. 

De la codependencia, que es esas necesidad imperiosa por una abrumadora demostración de cariño, que es esa absorción de otra persona, que es ese drama en pareja, que esa imposibilidad de conversaciones con sustancias... Que es, y lo sabes, un sufrimiento, también se sale. 

Se sale cuando dices "me he comportado así y así" y cuando reconoces "he hecho esto y aquello" y cuando das la oportunidad a entender que nadie debe estar cumpliendo con expectativas. También cuando confías en ti misma, cuando no necesitas que nadie justifique nada porque entiendes que tú tampoco necesitas justificarte ante los demás... Se sale cuando aprendes a estar en soledad y das un valor incalculable a la soledad y ves algo que no podías apreciar antes: eres también capaz de observar el valor que tiene el tiempo, el tuyo y el de otros, y entiendes que el tiempo es nuestra moneda real para invertir y hay que invertir de manera que sea sano, productivo y, en la medida de lo posible, positivo para ti y para aquellos que estén involucrados. 

De la codependencia también se sale, el primer paso como cualquier adicción es reconocerla. Este es el paso más difícil porque es admitir que has estado enganchado o enganchada a una actitud, patrón y necesidad que ha nacido solamente de un vacío tuyo, un vacío que una vez que te pones a cambiar tu conducta se llena con cosas más importantes para tu vida: amor propio, valoración, autoestima, metas logradas, prioridades nuevas, proyectos, nuevas experiencias, oportunidades... 

Salir de esta dependencia emocional te ayudará a sumar en tu vida. Y te darás cuenta de lo que esto significa. Yo he necesitado casi 3 años para poder comprenderlo. Y en esos 3 años me he dado la oportunidad de ser la mejor y la peor versión de mi misma con diferentes personas, hasta comprender y asimilar qué es lo que significaba, quién era, qué es lo que podía hacer, donde hallar el punto de bienestar... Ahora entiendo que hay cosas muy importantes que no era capaz de ver y que las relaciones que tienen pinta de que van a ir fatal dan las primeras señales casi desde el inicio. 

Es importante escucharse a uno mismo y después escuchar a otro y ser objetivo. Es importante darse tiempo a uno mismo, entender tus ritmos y tus espacios, de ésta manera procuras también entender los ritmos y los espacios del otro. Es importante valorar la individualidad y la integración a partes iguales: estar integrado en la vida de otra persona no supone que la otra persona tenga que hacer siempre planes contigo. También es importante quedarse con lo que uno siente y si lo que dice está en relación a lo que siente, una relación emocional no se trata de agradar constantemente a otra persona pasando por encima de las cosas que te agradan a ti. 

Si puedes salir de Ikea un sábado por la tarde, cuando aquello está saturado de personas, puedes salir de la codependencia. Te lo aseguro. Pero como te digo lo primero es ser capaz y ser valiente de admitirlo sin sentirte culpable. 

Yo en mi caso agradezco mucho el paso decisivo y difícil que tomó mi ex al dejarme. Ahí mi vida cambió radicalmente y considero que yo también he cambiado radicalmente, pero sin lugar a dudas soy mejor, mucho mejor de lo que era antes. Me he permitido más cosas, he viajado por el mundo y seguiré haciéndolo, he conocido a muchas personas interesantes, he llevado a cabo proyectos e iniciativas con mejor o peor resultado, he comprendido el verdadero significado de la libertad dentro de un mundo que nos mantiene presos, he indagado más en mis profundidades creativas, he salido a flote, he mejorado económicamente, he ahorrado y seguiré haciéndolo, he encontrado solución a mis problemas sin necesidad de que fuesen otros los que lo hiciesen por mi, puedo dormir tranquila sin necesidad de saber qué está haciendo la persona con la que estoy, comparto porque lo siento en el alma y no como un método de intentar atrapar a alguien, me siento mucho más abierta... ¿cómo no le voy a estar agradecida? Esa transformación radical me ha convertido en una mejor versión. Y esa mejor versión me ha llevado a mejores relaciones de amistad, mejor comportamiento laboral, mayor sentido de la responsabilidad, mayor capacidad reconstructiva y resolutiva... También me ha hecho tener una conducta más proactiva y autónoma. 

Y definitivamente salir de la codependencia ha supuesto un mayor contacto conmigo misma, porque me tenía muy abandonada al volcarme tanto en una persona con la que compartí una experiencia dolorosa, sin amor y con mucha toxicidad para ambos. 

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