¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...
viernes, 13 de abril de 2018
Entre la aprobación y la desaprobación:
No sé si será porque vivimos en un sistema que desde pequeños nos inyecta y enseña la fuerza de la aprobación, por ejemplo, en el sistema educativo: si no cumples con los objetivos (que son expectativas impuestas por otros) no apruebas y por lo tanto no pasas de curso. Ésto llega también al ámbito de familia y también desde bien pequeños: si no eres bueno y cumples con cómo yo creo que tienes que ser/comportarte, no serás un niño bueno y no te querré/haré regalos/estaré contento contigo. Y finalmente, conforme crecemos, ocurre algo parecido en el ámbito de amigos (a estos los llamo los "malos" amigos): si no eres como nosotros/haces lo que nosotros, no puedes formar parte de nuestro círculo.
Sea como sea, entre opiniones y aprobaciones nos han dejado mal heridos y rotos, arrastrando la necesidad de una aprobación externa y tiñendo a aquellos que no la necesitan como rebeldes anti-todo, en vez de como personas con una personalidad y unos sentimientos lo suficientemente fuertes como para priorizar por su bienestar y su amor propio por encima "de qué le parecerá a los demás". A lo mejor me equivoco, pero tiendo a ver ésta presión en escalones de la sociedad que son más "exigentes" (en el peor sentido de la palabra) y me refiero a esas "clases sociales" que dan aún más importancia a la imagen, a la reputación... Y que les importa más lo que diga Fulanito que lo que sienta su propio hijo. Ésta falta de educación emocional crea personas que sólo se centran en lo material y favorecen aún más el sistema neoliberal.
Quizás es momento de dejar de vagabundear en los callejones que se conforman entre la aprobación y la desaprobación. Lo sé, a veces escuchar algo de afirmación, consentimiento y elogio resulta como un maravilloso orgasmo para nuestros oídos y nuestro ego, y sé que necesitamos (porque vivimos en un mundo que a nivel social es todo lo contrario) pistas de saber que realmente no estamos constantemente haciendo "mal" las cosas y errando. Pero una cosa es el refuerzo positivo, lo cual muestra características innatas de tu persona frente a ti para que seas capaz de admirarte con ellas como un individuo constructivo y capaz y otra muy diferente es la búsqueda de la aprobación.
La búsqueda de la aprobación quizás denota que no te ves lo suficientemente capaz y autónomo para hacer las cosas sin que otros te apoyen en ellas. También puede demostrar debilidad, sensación de pequeñez, baja autoestima, incapacidad para liderar o para tomar iniciativa y fuertes carencias afectivas. Pero ya te digo, no es momento de sentirse culpable porque vivimos en un entorno que nos ha hecho creer esto a lo largo de muchos años, haciendo que renunciásemos a nuestro propio poder poniéndolo sobre los hombres y el juicio o valoración de otras personas. Ahora es momento de responsabilizarse, reconocer qué es lo que sientes ¿quizás sea miedo? A lo mejor tienes miedo de hacer las cosas y que al salir "mal", porque nadie las ha aprobado anteriormente, pueda tener fuertes repercusiones en tu contra, sobretodo a nivel social. A lo mejor temes no llegar a la altura, a lo mejor temes errar, quizás tienes dudas de tus propias capacidades.
La aprobación externa es, en realidad, una condena. Pues te mete bajo la opinión, el juicio, la valoración... De otras personas que de manera subjetiva opinarán ante una circunstancia que no viven en primera persona y utilizarán parte de sus registros, los cuales pueden ser muy diferentes a los tuyos, para tener en consideración qué decirte. La aprobación externa es también una expectativa por tu parte, pues la mayoría de las veces se busca de manera que queremos recibir una opinión "positiva" y "elogiadora", cuando al ponernos en esa búsqueda y manipulación obtenemos una respuesta que no va de acuerdo con nuestro plan, de repente toda nuestra rabia se despierta, un enfado poderoso nos gobierna porque el otro no nos ha dicho aquello para lo que ya nos habíamos preparado. Habíamos puesto ya los oídos, el ego, el orgullo... A pavonearse antes de tiempo y de golpe ¡pum! todo se viene abajo.
Entre la aprobación y la desaprobación tomamos en consideración y acción decisiones muy importantes en nuestra vida, también responsabilidades... Y luego ¿quién se hace cargo de que las cosas no sean como queremos nosotros? Si a fin de cuentas nos hemos puesto a hacer las cosas según una perspectiva ajena, según el juicio ajeno, según el gusto ajeno, según el valor ajeno.
¿Se puede uno liberar de la necesidad de aprobación externa? Sí. Ésta es la buena noticia para todos (yo incluída) Y... ¿cómo se hace? Quizás reforzando tu autonomía, tu capacidad adulta para tomar cualquier circunstancia por los cuernos, quizás mejorando cómo te ves a ti, haciendo más sólido tu amor propio y tu valoración... Perdonándote, dándote las gracias y permitiendo que los aciertos y los errores te ayuden también a crear tus propios pasos, sin tener miedo del "mal resultado".Observando de manera constructiva que hasta lo malo tiene algo muy poderoso para poder ayudarnos en nuestra vida.
Haciendo un mayor trabajo con tu persona, con quién eres, con todo lo que eres capaz de hacer sin necesidad de que los demás te digan que "eso está bien". Entiendo que en algunas ocasiones, a lo mejor profesionales, buscar una aprobación externa de un superior con mayor experiencia puede ayudar a que nosotros mejoremos considerablemente, pero este texto no habla de casos en concretos. Éste texto se centra en el hábito de convertir como rutina la necesidad de aprobación externa para, prácticamente, casi todo en nuestra vida: modo de vestir, de peinarnos, cosas artísticas que hacemos, forma de vida, decisiones que queremos tomar, viajes que queremos realizar, cursos a los que queremos asistir, pasos para evolucionar, mudanzas que queremos llevar a cabo... En fin, un sinfín de circunstancias personales donde tambaleamos si la gente no nos dice que estamos bonitos, que nos sienta genial, que es una gran decisión o que están de acuerdo. Tenemos que aprender a soltarnos de ese tambaleo para poder hacer las cosas con presencia, defendiendo nuestra capacidad como individuos capaces, solventes, eficaces, bellos, resolutivos, proactivos y sobretodo individuos creadores, pues creo que quien necesita de mucha aprobación externa castra parte de su capacidades creativa e imaginativa.
Tienes que tomar una opción en tu vida ¿eres capaz de vivir con cierta desaprobación o prefieres seguir sometido a la necesidad de la aprobación de otros?.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario