¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

martes, 10 de abril de 2018

La locura que nos habita:


En un mundo de locos el cuerdo es el loco y en un mundo de cuerdos, el loco es el loco. En según qué casos y qué ambientes vivir de la mejor manera posible puede resultar una locura para los demás. Ser uno mismo también puede sonar a locura, pasar de lo que te digan los demás, luchar por una vocación soñada donde tienes que poner toda tu intención y creatividad, asumir vivir calamidades para hacer emerger un proyecto de futuro con solidez y con pasión, darse oportunidades para volver a amar, permitir a alguien volver a entrar en tu vida, estar dispuesto a experimentar, apostar todo en una apuesta donde los demás te ven como un futuro perdedor... Y es que la locura que nos habita es más que todas esas conductas de nosotros mismos que nos cuesta horrores reconocer, es más que lo peor de nosotros. Hablo de una locura que no es médica, que no es diagnosticada, es la locura establecida por una sociedad que a veces no comprende de la libertad que tenemos para hacer, decidir, sentir y crear. 

Quien se lanza a la piscina porque desea hacer un sueño realidad puede resultar un loco descontrolado para aquellos que han decidido vivir en el bordillo simplemente echando un vistazo al agua y anhelando qué pasaría si dieses ese paso de atrevimiento. Quien decide dejarlo todo por viajar por el mundo, resulta un loco para aquel que no ha querido salir nunca de su casa. Quien después de ser herido en el amor vuelve a caer en una relación y de nuevo lo vuelve a dar todo como si no hubiese un mañana, definitivamente es un loco para aquellos que sólo saben llevar ese proceso bajo una coraza protectora y una actitud hermética. 

La renuncia, el sacrificio, el esfuerzo, la constancia, el trabajo, la intención, la atención, la perspicacia, el ritmo, las decisiones, los sueños, las ilusiones, la capacidad para materializar a través de la perseverancia, los cambios, el atrevimiento, la transformación... Todo esto y muchas más actitudes y comportamientos son pequeñas piezas de la locura que nos habita. Una locura llena de un entusiasmo difícil de explicar, de una chispa viva que emerge de nuestro ser y nos empuja a seguir creando, creyendo, construyendo y apostando. Porque al final puede resultar "muy loco" tener la capacidad para salir de una zona segura hacia un montón de rincones y lugares inexplorados, al final resulta muy llamativo como alguien es capaz de hacer cosas nuevas, de ser una persona nueva, de recomponerse... Y resulta, tal cual, una locura sobretodo para aquellos que se quedan atrapados en cierta zona de confort, atados bajo su conformismo y resignación. 

La locura que nos habita es, como puede indicarse con el tarot, una fuerza de empuje y de tomar el control para caminar un nuevo sendero, haciendo lo que el corazón y la ilusión dicta, rompiendo patrones y conductas y pasando por encima de la opinión de aquellos que no han querido hacer algo diferente dentro de sus propias experiencias de vida. 

Es a través de ésta locura por donde conectamos para admirar y querer a los demás, también ésta misma locura nos lleva al coraje, a la fuerza, a sobreponerse... Y comprendiéndola nos lleva a amarnos, a entender quienes somos nosotros, qué podemos hacer, cuánta capacidad constructiva tenemos, cómo podemos usar mejor nuestra habilidad creadora... 

¿Qué haríamos sin la locura que nos habita? ¿Nos convertiríamos en aquellos que sólo se quedan observando desde el bordillo de la piscina? ¿Seríamos como esos que han decidido enterrar su corazón bajo toneladas de hormigón por miedo al dolor que supone la vida? ¿nos terminaríamos acostumbrando a un trabajo normal, con horarios normales y rutinas normales que adormezcan nuestras capacidades creativas? ¿Viviríamos felices?

La locura que nos habita, que nos conecta con otros, que es la misma de la que nos enamoramos en nosotros y en aquellos que conocemos, es una parte fundamental de nuestra existencia, de nuestra capacidad como individuos, de nuestra naturalidad, de nuestro desarrollo como personas... Y merecemos, y merece, que le demos valor e importancia. 

No te preocupes, aquí todos estamos locos... 

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