¿Sabes? todo hay que sentirlo, notarlo, palparlo en lo más profundo de tu ser...

lunes, 9 de abril de 2018

Sumergirse hasta el cuello:


A veces la vida puede parecer como un baño donde tienes que estar dispuesto a introducirte desnudo y hasta el fondo. Si quieres sumergirte en los confines de tu propia existencia hay algo que te empuja a mantenerte con la mejor de tus intenciones y actitudes para poder bucear e introducirte en las aguas, cristalinas y no tanto, de éste juego que nos hemos montado entre sistemas dogmáticos y liberaciones temporales. 

Tienes que estar dispuesto a introducir tus pies hasta el fondo del asunto y que, muchas veces, el agua te llegue hasta el cuello. Debes saber que habrá momentos donde querrás bucear y ni siquiera podrás ver lo que hay a pocos centímetros de tu nariz, sea ésto bueno o malo.

La vida es un baño en un gran océano lleno de cosas esperadas, inesperadas, sorpresas y evidencias. Pero entre tanto sólo queda una opción, apta solamente para valientes: mantente nadando. Y no porque te mantengas a flote, ya que te digo que habrá instantes donde lo que es "a flote" no estés... Te lo digo para que no pierdas cada instante yendo a lugares donde no puedas respirar. 

Nadie te dice esto cuando vienes al mundo pero por eso he decidido escribírtelo: debes estar dispuesto a bucear, nadar, soportar las agüadillas, fluir haciéndote el muerto, chapotear, lanzarte por una cascada, caer a las profundidades de un abismo marino, comprender las fosas oceánicas de tu existencia, quitarte el miedo a entrar de lleno en una oscuridad tan profunda que no distintas ni siquiera tu propio cuerpo... Nadie te dice que "bienvenido al juego de tu vida y sí, se llama vida" y quizás no te lo digan porque tienen un temor, un miedo superior, el de no reconocer la belleza ante tanta adversidad, el de la resignación, el de hacer explotar en mil las expectativas o el de reconocer y reconocerse en todo tipo de circunstancias, incluso en aquellas donde nos sentimos apresados. 

Pero bueno, todo esto ha cambiado. Aquí estás leyendo todas éstas palabras para ser consciente, porque sabes que necesitabas saberlo, porque algo en ti sin casualidad te ha empujado a venir hasta aquí, porque se ha abierto una brecha milagrosa llamada sincronicidad y desde ese sendero que hace al universo encajarse armoniosamente con todos tus pensamientos y acciones, emerge la esperanza, el consuelo y quizás una posible realidad, de muchas, de la que tenías que ser testigo. 

En la vida necesitas estar dispuesto a sumergirte sin medida. Zambullirte aunque la piel se te ponga de gallina, incluso aunque te conquisten los miedos más profundos, aunque todo te chirríe, aunque todo te escueza, aunque no comprendas el sentido... Porque solamente los que dan el paso, puedan o no fluir de manera constante, demuestran una actitud y una conducta de estar más abiertos de lo que ellos se creen. Y a esa apertura la queda bien poquito, pero bien poquito, para alcanzar el propósito de su existencia y mostrar ante los ojos de esas personas un valor mayor y un secreto de su propia razón y destino que estaba deseando ser encontrada. 

Ya has dado el paso más difícil, has venido al mundo... Ahora sólo queda seguir haciendo éste trabajo y disfrutando de ésta constante a la que llamamos "cambio". Deja que el agua de la vida te llegue hasta el cuello, humedece tu rostro con ella, deja que se deslice por tu cabello, que empape tu piel, que te mantenga en una materia donde el peso no pesa, donde la fuerza fluye, donde todo tiene dirección y a la vez carece de ella. Flota cuando puedas, bucea cuando lo sientas, nada como sepas, juega, haz el pino, tírate profundo, investiga el fondo marino de tu persona. 

Deja que la vida se muestre, que te rodee, que entre dentro de ti, que avance como a veces sólo a ella se le antoja... Bebe de ella, aclárate las ideas, siéntela dentro y siéntela saliendo de ti, como un bucle infinito donde todo parece un poco diferente cada vez. 

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