CODEPENDENCIA Y OTROS SUFRIMIENTOS (QUE CREEMOS QUE NOS COMPENSAN...)
El ser humano busca engancharse a lo que sea y vivir la experiencia más enorme e irrepetible de su existencia, es una naturaleza y es seguramente la misma naturaleza que nos impulsa a construir, a crear, a inventar... porque dentro de esas creaciones y formas de generar-producir existe también un enganche, un enganche basado en la sensación de triunfo y de bienestar, de grandeza o de orgullo e incluso de aceptación social.
Somos codependientes de la vida y de todo lo que generamos en ella, esto es una realidad que nos convierte en seres menos libres de lo que imaginamos. El subidón después de un buen polvo, tu primer porro, una borrachera que termina en risas, terminar tu carrera, llegar a la meta el primero, ganar en un concurso, salir seleccionado, el amor... todo eso nos genera un enganche emocional que buscamos de manera incansable a nuestro alrededor. En ocasiones nos colgamos de unas emociones, más físicas, experimentando así con la vida y lo que nos pone a nuestro alcance... en otras ocasiones son cosas de dentro, porque ya hemos probado tantas cosas de fuera y hemos comprobado que no son del tamaño de nuestras necesidades internas, se quedan pequeñas y aquí hay mucho hueco que rellenar.
La codependencia nos convierte en yonkis de cualquier cosa que nos estimule, volcando nuestro propio bienestar hacia un agente externo donde también podemos encontrar, por ejemplo, las relaciones. Nos han enseñado a mirar mal hacia afuera pensando que seremos los super héroes de alguien que nos necesite y ni siquiera sabemos salvarnos a nosotros mismos... pero el subidón de ver esa necesidad proyectada de manera real en nuestro entorno es como un chute de heroína para un drogadicto.
En relación a estos desajustes hemos creado la palabra y el concepto "compensar". Somos conscientes de que este patrón nos hace sufrir, entonces buscamos la esperanzadora "compensación" (que en cada uno será distinta) porque nos hemos convencido de que necesitamos algo que resarza ese daño que vivimos... ¿y cual suele ser nuestra compensación? Algo sin fundamento, vacío y que normalmente se puede traducir en "pan para hoy y hambre para mañana" ¡y menuda hambre! porque con esta actitud alimentamos en grandes cantidades a nuestros apegos hasta que ellos mismos rugen obligándonos a seguir dándoles de comer.
Aquí tenemos una parte oscura de la sociedad actual, aunque creo que de diferentes maneras siempre ha existido en todas las sociedades de los seres humanos. Nuestra naturaleza codependiente por salvar a otros, por arreglar el exterior y por volvernos fieles a nuestros monos, esos que surgen cuando ya hemos probado cosas que nos han hecho volar, creo que forma parte del pensamiento moderno.
Todos compartimos una patología común emocional y es esta... porque no sabemos vivir sin necesitar. Es difícil pensar que vives completamente sin necesitar nada; tu cuerpo necesita oxígeno, alimentos y agua... Tu vida necesita dinero para alimentar a tu cuerpo y en ocasiones te engañas haciendo cosas porque dices que "quieres hacerlas" sin embargo ese "quiero" esconde un profundo "necesito".
Yo siempre os digo que hay que jugar, hemos venido a jugar a si que... ¡aprendamos a jugar! Esto es un tablero y tu una ficha, no te lo tomes tan en serio y acepta, cuando aceptas algo parece que es más ligero. Debemos aceptar nuestras necesidades humanas y personales y de ahí saber que no deben gobernarnos, hacer consensos para convivir con ellas de una manera pacífica.
En las relaciones de adolescentes hay mucho reflejo de la codependencia emocional, es difícil explicarle a una persona tan joven que lo que sufre es un subidón de sustancias químicas que, cuando rompa, se verá reflejado como el que intenta desengancharse del alcohol. Por otro lado, otras personas también sufrimos "codependencia espiritual", puesto que muchos hemos colgado nuestras esperanzas en simbolismos, filosofías y modos de vida espirituales.
Tener esperanza es bueno pero no es bueno depositarla hacia afuera, lo bueno es cultivarla desde dentro y esto nos pasa a muchas personas espirituales... luego nos llevamos un chasco. Yo ya los gestiono con bastante alegría pero entiendo que para aquellos que no entienden estas reglas de la partida puede suponer un buen golpe y que todo se venga abajo.
Es un buen momento para admitir en qué somos unos yonkis... os asombraría las respuestas que podéis obtener de vosotros mismos. Si al final echamos raíces en esos enganches no vamos a evolucionar y vamos a estar arrastrando, de manera cíclica y repetitiva, un mono y un consumo de X cosas (personas con perfil en común, situaciones, emociones, patrones de conducta...) que serán todo el tiempo lo mismo... ¡transformemos nuestras dependencias! vamos a ir cambiando un poco, intenta variar (porque yo creo que al final todos tenemos nuestras propias necesidades de las que dependemos) y bueno, en la variedad se encuentra también la capacidad para evolucionar y saber verse a uno mismo.
Examínate y no consumas mierdas: ni personas mierdas, ni emociones mierdas, ni vidas de mierda... No te toca eso, al final la meta más gratificante es hallar la dicha, a si que si necesitas de algo ¡joder! aprende a escoger con gusto, un gusto nacido del amor propio.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra...
No hay comentarios:
Publicar un comentario